Autor: DAVID LLOPIS – Psicólogo del Deporte – Máster en piscología del deporte

 

 INDIVIDUALIDADES O EQUIPO

   En la actualidad, en el fútbol se concede cada vez más importancia al concepto de equipo. Si analizamos los equipos que triunfan y alcanzan un rendimiento superior a sus expectativas y a lo que a priori cabría esperar, observamos que, por encima de las individualidades, está el grupo, el equipo. De los equipos que triunfan se valora fundamentalmente la idea de grupo.

Pero es importante que tengamos en cuenta que un conjunto de futbolistas no forman necesariamente un grupo. Existe un grupo cuando, entre estas personas, existe un determinado tipo de interacción interacción.

Esa interacción estará influida por muchos factores como los situacionales, personales, de liderazgo o de equipo. Así, esta interacción podrá beneficiar o perjudicar al rendimiento, dependiendo de cómo sea la relación entre sus componentes. Para que un grupo de futbolistas se convierta en un equipo con éxito es necesario ir superando una serie de etapas o fases en las que la labor del entrenador y el equipo técnico es fundamental. Esta evolución suele seguir una secuencia que se repite en diferentes situaciones y que fue sistematizada por Tuckman en 1965 si bien en la actualidad se mantiene plenamente vigente. Veamos las características principales de cada fase.

EL INICIO: LOS PRIMEROS CONTACTOS

Después del final de la temporada y, tras el periodo de descanso, los futbolistas se reúnen para iniciar los entrenamientos de una nueva etapa. Es el momento del encuentro con los jugadores nuevos que se incorporan al grupo, porque anteriormente estaban cedidos a otros clubes, o porque ascienden de las categorías inferiores o por ser nuevos fichajes. También es el momento de echar en falta a jugadores que ya no están por que han sido cedidos, traspasados o se han retirado y que, de alguna forma, dejan un vacío. Además, estarán los que saben que no entran en los planes del entrenador y que deben encontrar un nuevo equipo que los acoja.

Estos cambios, necesariamente producen una reorganización de las relaciones que ya existían entre ellos. Los futbolistas que se han incorporado buscan el apoyo de otros, formando así nuevos vínculos. Las personas que estaban más vinculadas a las que ya no están también necesitan afianzar o consolidar sus relaciones. Es decir, aunque una parte importante del grupo permanezca, los cambios que ha habido producen modificaciones en las relaciones entre todos los miembros del grupo.

 

Cada deportista busca su nueva ubicación y desea conocer cuál es su papel en el nuevo grupo. Esta fase de encuentro suele coincidir con las concentraciones de inicio de temporada. En ellas, además de iniciar la preparación física y sentar las bases del acondicionamiento general, es el momento ideal para conocerse en contextos diferentes, establecer las normas de funcionamiento y que cada futbolista vaya adquiriendo un papel en el grupo.

Es importante en esta fase que tanto los miembros del equipo técnico como los jugadores con más peso se encarguen de facilitar las relaciones positivas entre los compañeros, especialmente entre los nuevos. Es también el momento para establecer las normas de funcionamiento que deben guiar al grupo durante la temporada.

También es el momento en el que a los futbolistas les gusta ser reconocidos y sentir que pertenecen al grupo. En este sentido es fundamental la comunicación y la transmisión de mensajes del equipo técnico. Facilitar el apoyo entre los jugadores será otra de las claves importantes en esta primera fase, para establecer las bases del futuro éxito.

APRENDIENDO DE LOS CONFLICTOS

Las luchas internas por tener un lugar importante en el grupo y el enfrentamiento interpersonal es la característica principal de la segunda fase. Cada jugador se ha formado una opinión sobre el papel que el entrenador espera de él. Además, son los momentosen las que se están afianzando las relaciones y existen tensiones sobre el nuevo estatus de cada uno en el grupo. Todos desean tener un peso más importante en el grupo, mejorando el estatus que tenían la temporada anterior. En algunos casos, cuando se cuestiona el liderazgo de alguien es cuando pueden surgir enfrentamientos verbales, e incluso, en casos extremos, físicos.

Esta fase es la más importante ya que la resolución de estos conflictos va a permitir el crecimiento del grupo y la formación de un equipo fuerte y unido, donde cada uno sabe cuál es su papel. Los miembros del equipo técnico deben estar atentos a lo que sucede, deben conocer bien a cada uno de los futbolistas y saber qué papel está jugando en esta fase del proceso evolutivo de convertirse en un equipo unido.

La comunicación entre el entrenador y los jugadores es, si cabe, todavía más importante que nunca en este momento. Los deportistas deben percibir que tienen la oportunidad de expresar lo que piensan y les preocupa en relación al funcionamiento del equipo, los entrenamientos y las competiciones.

Poder expresar sus sentimientos y preocupaciones ayudará a poner a cada uno en su sitio, facilitando el paso a una nueva fase. En el caso contrario, los deportistas utilizarán otras vías (medios de comunicación, conversaciones con directivos, etc.) para hacer pública su disconformidad. Estas manifestaciones generarán tensiones entre ellos y el equipo técnico y si no son reconducidas pueden desestabilizar al equipo.

Cuando la conflictividad del grupo es elevada y no se resuelven las diferencias, acaba afectando a los resultados y tarde o temprano suele llevar al cese del entrenador como máximo responsable de la gestión del grupo. La llegada de un nuevo entrenador o que el segundo se haga cargo del equipo, puede suponer un cambio en la dinámica del grupo. Los jugadores empiezan una nueva fase donde cada uno querrá saber qué papel va a desempeñar.

Es importante que los conflictos no se consideren como obstáculos, sino como situaciones en las que se ponen de manifiesto las habituales diferencias entre las personas. Son oportunidades para, a partir del diálogo, aclarar posturas y objetivos. Establecer objetivos grupales y objetivos individuales relacionados con los grupales ayuda a formar equipos fuertes. Como ya hemos comentado, cuando no se establecen mecanismos para que afloren esas diferencias y puedan ser expresadas adecuadamente, la conflictividad interna del grupo empieza a aumentar y su rendimiento, tarde o temprano se verá afectado.

LA COOPERACIÓN Y LA AYUDA ENTRE TODOS

La tercera fase se produce cuando los jugadores van asumiendo su papel y se conciencian que lo importante no son los objetivos personales de cada uno pues sólo logrando los objetivos del grupo se pueden alcanzar los personales.

Es importante que tanto los miembros del équipo técnico como los jugadores con más peso se encarguen de facilitar las relaciones positivas entre los compañeros

El liderazgo del entrenador está claro y nadie lo cuestiona. Los problemas que han ido surgiendo y las medidas tomadas para solucionarlos o corregirlos han sido las adecuadas.

Es cuando los futbolistas trabajan todos por alcanzar las metas que el entrenador va marcando. Es la fase de la solidaridad, el apoyo mutuo, la cooperación, el bloque por encima de todo. Esta fase se puede observar cuando, en beneficio del grupo y dejando de lado las individualidades y el lucimiento personal, se cede el protagonismo (el balón) a otro compañero que está mejor colocado para que sea éste el que consiga el gol. Estos gestos, estos comportamientos son un síntoma de que el grupo se está convirtiendo en un buen equipo, que lo importante no son las individualidades sino el conjunto.

Esta unión de energías, de fuerzas, es la que va a permitir lograr grandes éxitos y es la base de grandes equipos que han hecho historia. Cada jugador sabe cuál es su papel y éste es aceptado. No existe una lucha interna por alcanzar un estatus. Los jugadores están centrados en alcanzar sus metas. Se está construyendo un buen clima deportivo.

LA EFICACIA

Cuando las fases anteriores están resueltas, entramos en el momento de la eficacia. Existe ya una estabilidad en cuanto a las relaciones interpersonales y los papeles de cada uno están bien definidos y aceptados. Predomina la ayuda mutua para alcanzar el éxito. Todos se sienten partícipes de los resultados y todos desean que, por encima de todo, el equipo triunfe. El entrenador, en todas las fases anteriores, ha jugado un papel muy importante. Ha sabido liderar al grupo. Ha dado información grupal e individualmente para que todos se sientan incluidos en el proyecto deportivo. Que todos sepan anteponer a sus intereses personales los del equipo. 

El entrenador ha logrado el gran objetivo que la mayoría intentan alcanzar: que el equipo deportivo sea superior a la suma de sus jugadores.

Llegar a esta fase es difícil. Permanecer en ella durante mucho tiempo es más difícil todavía. Algunos equipos la alcanzan, pero alguna situación conflictiva mal resuelta desestabiliza al equipo, volviendo a fases anteriores. En esa situación es fundamental mantener la calma y volver al trabajo que nos llevó a la eficacia.

CUANDO LAS COSAS NO VAN BIEN

Sin embargo, no todos los grupos llegan a la última fase. Muchos se quedan parados en el segundo estadio o alguna vez alcanzan en tercero pero no llegan a consolidar la resolución de los conflictos.

Hay que tener presente que son muchos los problemas por los que puede pasar un equipo de fútbol. Baja motivación, dependencia exagerada hacia el líder, excesiva dominancia de un jugador frente a otros, equipo fragmentado, pandillas, presión de los medios de comunicación y de los espectadores o directivas con ansias de triunfos.

El entrenador es la pieza clave como líder del grupo. Debe conocer en cada momento cual es el clima que se respira entre sus jugadores y establecer mecanismos que fomenten la cohesión y la superación de los conflictos. Una buena comunicación debe estar presente cuanto antes como durante y después de la competición.

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