En el siguiente artículo se exponen las características principales sobre cómo mejorar y trabajar la preparación física en el fútbol base, y concretamente en una categoría alevín. La etapa en la que hace referencia este trabajo se basa en la categoría alevín que va desde los 10 a los 12 años. Constituye una etapa primordial para la iniciación deportiva, en general.
El contenido es eminentemente teórico,con el fin de crear una base teórica sobre el trabajo de las capacidades físicas más adecuadas a entrenar en esta categoría, sin poner en peligro la salud y buscando un desarrollo integral del jugador, teniendo en cuenta las características biológicas en estas edades, de cara a un diseño más adecuado del tipo de entrenamiento.

1. INTRODUCCIÓN

2. FUNDAMENTACIÓN

Para comenzar, la composición del programa de entrenamiento depende no sólo de la seguridad en el entrenamiento, sino también de la edad biológica de los deportistas.
Dependiendo de la maduración biológica el efecto del entrenamiento puede, incluso, variar cuantitativamente, puede producirse el mismo efecto, pero en mayor o menor medida, o cualitativamente puede producirse otro efecto (Valdivieso, 2004).
En la misma línea, el niño no es un adulto en miniatura, sino un ser en evolución. A cada etapa del crecimiento corresponden unas características biológicas determinadas que deben ser respetadas. Hay que adaptar la actividad física al niño, no viceversa. No someterlo a esfuerzos superiores a su capacidad, sea por su frecuencia, duración o intensidad (Pancorbo & Blanco, 1990).
Un aspecto muy importante que considerar, durante la pubertad, son los factores fisiológicos implicados en el crecimiento que están en continuo cambio, de manera que estas modificaciones estructurales influyen en el propio desarrollo de las capacidades físicas (Faigenbaum et al., 2009).
En este sentido, existe el concepto de condición física que para Mezcua-Hidalgo, Ruiz-Ariza, de Loureiro & Martínez-López (2020):
Hace referencia a un conjunto de capacidades que engloban la resistencia cardiorrespiratoria, velocidad, fuerza muscular y la flexibilidad, estando también mediatizadas por otras de tipo neuromuscular como la coordinación y el equilibrio. (p. 473)

Casáis, Domínguez y Lago (2013) hablan sobre la mejora de la condición física y del rendimiento en niños sin olvidarse de cómo hacerlo:
El entrenamiento con niños se puede entender como un entrenamiento preparatorio para un desarrollo objetivado del rendimiento, donde se ofrecen tanto las formas motrices multifuncionales como formas específicas del deporte por entrenar. A través de formas jugadas deben adquirirse experiencias
motoras variadas, tenerse las primeras vivencias con el deporte específico a través de ejercicios objetivados, y encontrarse posibilidades de cooperación trabajando conjuntamente. (p.21)
De esta forma el fin del entrenamiento físico en los jóvenes, se requiere del desarrollo de una combinación específica de fuerza, velocidad y resistencia (Desgorces, Senegas, García,
Decker&Noirez, 2007).
En esta línea Martínez y Martín (2010) nos explican que el trabajo no se debe orientar de un solo objetivo de entrenamiento en el fútbol base, sino que:
Para la formación de los futbolistas es fundamental desarrollar actividades que no se centren solo en un aspecto determinado (ejemplo: físico), sino que a través de las mismas se reúnan todo el compendio de elementos que el jugador necesita para su formación y que estimule su creatividad para la
resolución de problemas y situaciones de juego reales. (p. 6)

Poniendo en contexto a la categoría en la que nos centramos, Benedek (2001) destaca que:
Se califica esta edad como la mejor edad de aprendizaje motora. Las extremidades-sobre todo las piernas- crecen, su masa y fuerza muscular aumentan paulatinamente.
(…) Adquisición y formación exhaustiva de los elementos técnicos, del refinamiento y mejora de los gestos motores, y de llevar a los niños paso a paso al juego con un contrario. (…) Desarrollo de las cualidades volitivas: la ambición, la perseverancia y la adaptación a unas costumbres de un modo de vida deportivo. (…) Habilidades técnicas y tácticas en muchos casos no supera todavía la coordinación gruesa o global. (p. 34)
Sin olvidarnos del escenario en el que se ubica dicha categoría, y como bien dicen Fernández, Sainz y Garzón (2016) en edades de 8/9-12 años: esta fase se encuentra íntimamente ligada a la fase de iniciación deportiva. En ella se promueve la adquisición y perfeccionamiento de las técnicas deportivas y el desarrollo de la táctica individual (p. 118).
En la mayoría de los clubes de formación esta categoría solo dispone de dos entrenamientos por semana, habitualmente, por lo que buscar la mejora del rendimiento físico fuera de un contexto que no tiene nada que ver con la competición (carrera continua, circuitos físicos, etc.) no sería una manera adecuada para conseguir optimizar el poco tiempo del que se dispone.

En resumen, la categoría alevín se ubica en la etapa de iniciación deportiva, lo que implica que todas las capacidades físicas que se quieran trabajar lo idóneo es que se hagan mediante tareas/juegos, con metodologías modernas, activas o alternativas, buscando una formación y conocimiento en crecimiento en el deporte practicado. De esta forma el entrenador está trabajando capacidades físicas y a la vez harán al jugador que mejore en su desarrollo motor y rendimiento.

3. FASES SENSIBLES EN LA CATEGORÍA ALEVÍN

En este apartado, se hablará de las fases sensibles o de dichos periodos, entrenadores y preparadores físicos diferencian estas fases sensibles como los momentos en los que incidir en unas cualidades físicas específicas y conseguir un mayor desarrollo que si incidiéramos en dichas capacidades fuera del periodo denominado “fase sensible”. Estas fases sensibles estarán muy supeditadas al desarrollo biológico del niño y no tanto cronológico, pues será el propio desarrollo del niño quien delimite que esfuerzos y capacidades puede soportar sin crear en él ningún efecto adverso. En etapas de formación es todavía más importante y a la vez más difícil llevar a cabo correctamente las capacidades a desarrollar, ya que podemos encontrar en un equipo de cualquier categoría (con misma edad cronológica) que las diferencias pueden ser grandes entre unos u otros sujetos.
Se puede recurrir a Weineck (2005), quien entiende por fases sensibles dentro del entrenamiento a:
Los periodos del desarrollo especialmente favorables para el asentamiento de determinados factores de rendimiento deportivo-motor; esto es, las etapas en las que la entrenabilidad es especialmente elevada (…). El debate sobre la localización temporal exacta de estas fases no está ni mucho menos cerrado (…)

El descuido de estas fases sensitivas puede restringir
factores de rendimiento que a su vez aportarían tasas de crecimiento muy elevadas si se les fomentara en momentos determinados. (p.18)
Sin embargo, Winter (1986, cit. por Ruiz-Pérez et al., 2007), se muestra escéptico en lo que concierne a la posibilidad de probar científicamente estas fases y afirma que:
Parece prematuro querer fijar ya hoy fases sensibles para determinar clases de edad y capacidades. Las afirmaciones que se pueden hacer sobre este problema en el momento actual sólo permiten definir periodos más favorables para el entrenamiento dirigido hacia la formación de capacidades y habilidades deportivas. (p.141)
Ahora bien, muchos aceptan que existen estas fases sensibles durante las cuales el organismo es especialmente receptivo para el desarrollo de las distintas capacidades física. Para conseguir un rendimiento máximo dentro de las posibilidades genéticas de cada individuo, parece evidente la necesidad de aprovechar óptimamente estas etapas
(Ruiz-Pérez et al. 2007).

4. CAPACIDADES FÍSICAS: RECOMENDACIONES

4.1. Fuerza

A continuación, se encuentran las diversas características de cada una de las capacidades físicas a trabajar con de forma general respecto a la edad Alevín:

Fuerza, Resistencia, Velocidad y Flexibilidad.
Se ha dudado del entrenamiento de fuerza durante la iniciación deportiva, aludiendo a una supuesta falta de eficacia (Falk&Tenenbaum, 1996). Ahora bien, actualmente se admite que las repercusiones negativas del entrenamiento de la fuerza ensujetos en edad de crecimiento son relativas, o tienen una presencia muy reducida (Ingle, Sleap, &Tolfrey, 2006).
El principal mecanismo responsable de las ganancias inducidas por el entrenamiento de fuerza en la fuerza muscular y las características relacionadas antes de la pubertad depende ante todo de adaptaciones neurales. Sin embargo, entre los primeros años de adolescencia y particularmente en la parte final de la misma, los efectos del entrenamiento de fuerza parece que son el resultado de las ganancias adicionales en masa magra y área de sección transversal del músculo (especialmente en los hombres), con alteraciones adicionales en mecanismos neurales que parecen ser las mismas que las adaptaciones experimentadas por los adultos (Lloyd et al., 2014)

En esta etapa el incremento de la fuerza es debido a la mejora de la técnica de coordinación motora, el aumento de la activación de las unidades motoras y otras adaptaciones neurológicas (Rodríguez et al, 2003; cit. por Casáis, Domínguez & Lago, 2013).
Parece ser que las hormonas androgénicas no son las únicas responsables de los incrementos en la fuerza. En este sentido, de 18 estudios publicados desde 1976 a 1993, en los que se entrenaba la fuerza en niños entre los 6 y los 11 años, en 16 se observaba la mejora significativa de esta cualidad física, por encima de los que formaban el grupo de control y no la entrenaban.
Como no se encontraban en una fase de máxima producción de testosterona se considera que otras hormonas, como la insulina o la hormona del crecimiento y los factores neuromusculares, son los responsables de la mejora (Faigenbaum, 1993, cit. por Badillo & Ribas, 2002).

4.1.1. Entrenamiento de la fuerza: Fases sensibles.

El entrenamiento de la fuerza debe comenzar a planificarse a partir de los siete años, entre los 7-8 años parece evidente la existencia de una fase sensible, en los que los estímulos de fuerza rápida y fuerza resistencia pueden tener un importante efecto positivo en el niño (Borzi, 1986; Nadori, 1997; Hanh, 1998; Cerani, 1990, cit. por Domínguez-La-Rosa & Espeso- Gayte, 2003).
La fuerza rápida y la fuerza resistencia si tienen su fase sensible antes de la pubertad, sobre todo la segunda, comenzándose a desarrollar desde el primer ciclo de primaria (Caro & Ferrer, 2010).
Se produce un desarrollo en la rapidez de movimientos por efecto de la fuerza rápida, convirtiéndose en un momento favorable para entrenar la coordinación intermuscular e intramuscular que llevará consigo una mejora en la fuerza velocidad (cualidad importante en el futuro futbolista) (Casáis et al., 2013).
Entrenamiento Fuerza en Alevín: Fuerza rápida y Fuerza resistencia. Mejoras de rendimiento gracias a la mejora de la coordinación intramuscular intermuscular.

4.2. Resistencia

A partir de los 6-7 años se da en los jóvenes un incremento continuo y casi lineal de la resistencia aeróbica y anaeróbica aláctica, que alcanzan sus valores máximos hacia los 15-16 años. La efectividad de la entrenabilidad aumenta considerablemente a partir de los 8 años (Casáis et al., 2013).Un matiz importante es que la resistencia anaeróbica aláctica puede ser desarrollada con un tiempo máximo de 15 segundos (Casáis et al., 2013). En este sentido Noguera (1995) dice que:
El niño está capacitado orgánicamente para el trabajo de resistencia aeróbica desde edades tempranas, siendo algo más controvertido el poder establecer su capacidad para el trabajo anaeróbico láctico. En cuanto a los esfuerzos de tipo anaeróbico
aláctico no se presenta ninguna contraindicación, siendo una vía metabólica utilizada usualmente en la práctica físico-deportiva infantil. (p. 105)
En la misma línea, la resistencia aeróbica debe entrenarse desde el principio de la etapa primaria, ya que el niño está muy capacitado para los trabajos de tipo aeróbico, no encontrándose
diferencias entre niños y niñas antes de la pubertad. Con la aparición de ésta, se va a favorecer la mejora aeróbica por el incremento de órganos responsables de la capacidad cardíaca, por lo que se debe insistir en su desarrollo (Caro & Ferrer, 2010).

4.3. Velocidad

El trabajo de velocidad se inicia desde temprano,
pero sin abusar de la intensidad y de las repeticiones
(Pancorbo & Blanco, 1990). Nos centraremos en la velocidad gestual, de desplazamiento y de reacción simple (Jiménez, 2010).
Se considera que la capacidad para desarrollar la velocidad está influida por el desarrollo biológico del individuo y, como para las demás capacidades, en ella es de gran importancia el estímulo del entrenamiento introducido en la edad adecuada, que en general se sitúa entre los siete y los 12 años (Vila, 1999).
Es lógico comenzar a trabajar la velocidad a edades muy tempranas, debido a la maduración de las estructuras del sistema nervioso no descuidando su preparación, sobre todo en deportes donde el componente de la velocidad sea importante (Caro & Ferrer, 2010). Berdejo y González (2009), con relación a la velocidad y su evolución nos explican que:
A partir de los 8 hasta los 10 años se produce un incremento constante de la velocidad, al mejorar la fuerza y la coordinación. Se mejoran los movimientos tanto en el espacio como en el tiempo. Se mejora la velocidad gestual como consecuencia
de los procesos madurativos del sistema nervioso, que permiten dar una respuesta más fina.
Este incremento constante de la velocidad iniciado en el periodo anterior continúa hasta los 12 años. Desde los 10 hasta los 12 años se puede empezar a trabajar la velocidad máxima de forma
cauta y siguiendo una evolución muy progresiva. (p. 258)

4.3.1.Entrenamiento de la velocidad: Fases sensibles.

La frecuencia y la velocidad de los movimientos tienen su mayor desarrollo entre los ocho y los 12 años. Se trata de un periodo sensible donde se desarrolla la frecuencia máxima de movimientos
y la coordinación de velocidad (siete a 12 años, concentrado de ocho a nueve y de 11 a 12) alcanzando el máximo nivel entre los 15 y los 18 (Casáis et al., 2013).
La velocidad acíclica comienza su entrenamiento a los 10-12 años. La velocidad cíclica comienza su entrenamiento a los 12 años (García, 2005).
Siguiendo las fases sensibles del entrenamiento propuestas por Delgado, et al. (1997, cit. por Berdejo & González, 2009): “se recomienda que el trabajo de velocidad debe realizarse en niños
y niñas una o dos veces por semana sobre los 6 años hasta los 8/9 años y a partir de los 9 trabajarla de dos a cinco veces por semana” (p. 257).
Tiene su fase sensible de los ocho años 11-12años en las chicas y de los ocho a los 14-15 años en los chicos (Blanco, 1995). En este sentido, se confirma la existencia en las chicas de un período
crítico en el desarrollo de la coordinación de movimientos en la fase de crecimiento rápido del período puberal (11 y 13 años) (Cásais et al., 2013).
Entrenamiento de la Velocidad en la etapa alevín: capacidad que se puede entrenar desde edades de prebenjamín aún teniendo su fase sensible en años posteriores ya que esta cualidad está muy
estrechamente relacionada con la fuerza. Capacidad que se desarrolla con mucha fluidez debido a que los brazos de palanca de los niños a estas edades son pequeños, por lo que pueden desarrollar grandes cantidades de fuerza.

4.4. Flexibilidad

La columna vertebral alcanza su máximo a la edad de ocho a nueve años, y posteriormente decrece constantemente. La flexibilidad del individuo se presenta de manera tan buena que no es necesario el entrenamiento específico hasta estas edades (Weineck, 1988).
La flexibilidad comienza su disminución a partir de los 10 años en niños que no realizan ningún tipo de actividad (García, 2005).
De esta forma para Casáis, et al. (2013) es una: fase muy sensible para asimilar el trabajo de flexibilidad entre los 7 y los 11 años (edad óptima para el perfeccionamiento de la flexibilidad) y una fase sensible entre los 12 y los 15 años (p. 66).
Por otra parte, estos mismos autores, Casáis et al. (2013) aportan más información de relevancia sobre la flexibilidad:
Una vez estabilizado el desarrollo biológico y antropométrico en la adolescencia es posible incidir muy positivamente en el desarrollo de la flexibilidad. Lógicamente el nivel que se pueda alcanzar estará determinado por el rango de movilidad alcanzado en los periodos críticos anteriores. (…) Desde la pubertad hasta los 20-29 años es el momento donde se acusa mayor deterioro de la misma, básicamente debido al aumento de la masa muscular y a la maduración de la configuración osteoarticular de los sujetos. (p.69)
Entrenamiento Flexibilidad en la etapa alevín: capacidad física que no es de orden prioritario entrenar, y menos aún en estas edades.

Los deportes colectivos no requieren de una alta capacidad de amplitud de movimiento, si no que con unos niveles normales de flexibilidad la práctica podrá ser desarrollada perfectamente.

Dr. Salvador Pérez Muñoz
Entrenador Nacional de Fútbol.
Doctor en Ciencias de la Educación.
Profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte: Iniciación deportiva al fútbol y Fundamentos de los Deportes.
Universidad Pontificia de Salamanca.
D. Daniel Dueñas Reyes
Entrenador Nivel I de Fútbol.
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Dr. Antonio Sánchez Muñoz
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte: Fundamentos de los Deportes.
Universidad Pontificia de Salamanca.
Dr. Alberto Rodríguez Cayetano
Doctor en Ciencias Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte: Iniciación deportiva.

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